Entendemos el teatro como un espacio fronterizo. Empujamos la realidad hasta nuestros márgenes conocidos y ahí, donde no hay más territorio para esconderse, facilitamos un cambio de visión o inicio de nuevo paradigma.
Nuestro teatro es un espacio de no juicio para el descubrimiento propio y colectivo, trabajamos con los temas que nos oprimen y con la singularidad creativa de cada una/o/e.
La horizontalidad es una línea transversal de nuestro método. Entendemos la escena como un laboratorio donde todas las realidades tienen cabida. No hacemos distinciones ni tenemos preferencias previas.
El proceso se inicia observándonos en intimidad, para después ofrecer un espejo metafórico al público (la obra) donde pueda contemplarse y reconocerse en el mejor de los casos.